El masaje tradicional tailandés es una técnica de origen milenario muy relacionada con la filosofía yóguica y la medicina ayurveda.
Es muy diferente al tipo de masaje clásico que estamos habituados a realizar en occidente, ya que se realiza sobre un futón en el suelo y con el receptor cómodamente vestido. Combina diferentes técnicas y manipulaciones en forma de presiones, estiramientos y movilizaciones articulares aplicadas a todo el cuerpo, desde la punta de los pies hasta la cabeza, con el objetivo de liberar tensiones del cuerpo y ayudar a que éste se auto regule por sí solo, caracterizándose por ser un masaje fuerte, profundo e intenso, pero que en ningún caso debería ser doloroso.
A diferencia de los masajes convencionales, en el tailandés se usan para manipular tanto las manos, como los dedos, codos, antebrazos, pies, rodillas y piernas.
Una sesión puede durar entre 60 y 120 minutos, se realiza sobre un futón para ofrecer una base sólida, estable y poder ejecutar la secuencia con total seguridad; el receptor usará ropa cómoda y transpirable, que le permitirá tener una amplia movilidad y evitar que el terapeuta se pueda deslizar en caso de una piel sudada.
Generalmente durante una sesión se trabaja en las cuatro posturas anatómicas, decúbito supino, prono, lateral y sentado, a no ser que se realice un trabajo más específico y se emplee otra combinación.
Se empieza desde los pies en dirección ascendente para estimular el retorno de la sangre al corazón, calentando el cuerpo progresivamente a nivel músculo-articular antes de realizar grandes movilizaciones como podría ser la postura de la Cobra.
Beneficios:
Este masaje, al igual que todos los masajes de culturas orientales, forma parte de los tratamientos médicos preventivos. Por ello, no deberíamos llegar al extremo de padecer algo para recurrir a
hacernos un masaje de cualquier tipo, sino tomarlo como un hábito saludable para nuestra salud. El masaje thai: